domingo, 21 de mayo de 2017

Indicadores de Derechos Humanos

Indicadores de derechos, económicos, sociales y culturales en España, que se recogen en el Artículo 22 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

·         Indicadores estructurales
-          Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966. Entrada en vigor: 3 de enero de 1976, de conformidad con el artículo 27.
Ratificado por España el 27 de abril de 1977.

-          Los derechos económicos, sociales y culturales están recogidos en la Constitución Española en el capítulo III del título I (De los principios rectores de la política social y económica)

·         Indicadores de proceso
-          Según los datos del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD), a fecha del 31 de diciembre de 2015, existían 796.109 personas beneficiarias de la Ley de Dependencia con prestación reconocida. Dicha cifra se ha incrementado en 57522 personas desde 2011.

-          Según el Informe de Rentas Mínimas de Inserción del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, de 2015, el número de perceptores de la Renta Garantizada de Ciudadanía de Castilla y León fue de 37529 personas. El gasto anual destinado a esta prestación en 2015 fue de 72.970.000 €

·         Indicadores de resultados
-          VII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2014. Según este informe, el porcentaje de personas en situación de pobreza severa, ha pasado de un 3,8% de la población en la primera ECV que se realizó (2004) a más del 7% en 2012.

-          Examen de los informes presentados por los estados partes en virtud de los artículos 16 y 17 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observaciones finales del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en España.
Entre los principales motivos de preocupación y recomendaciones, destaca que el 21,8% de la población vive aún por debajo del umbral de la pobreza y que en el contexto de la crisis económica y financiera, se ha incrementado considerablemente el índice de personas en riesgo de pobreza.

martes, 21 de marzo de 2017

Reflexión personal globalización versus cooperación


El concepto de cooperación al desarrollo surge después de la II Guerra Mundial pero no tiene una definición única, sino que las prioridades del desarrollo y los objetivos que se persiguen van cambiando en función de las circunstancias y de los valores que predominan en la sociedad en cada momento y es importante determinar cuáles son esas prioridades.
En los años 50 y 60 la cooperación se centró en el crecimiento económico de los países, olvidando otras necesidades más básicas de la población. En la época de la guerra fría, el objetivo principal de la cooperación llevada a cabo por Estados Unidos no era ayudar a los países, sino atraerlos hacia su esfera de influencia así como los países europeos prestaban más ayuda a aquellos países que fueron sus colonias.
La cooperación al desarrollo debería ser un acuerdo entre dos partes a través del cual ambas se beneficien. Sn embargo, siempre ganan más los que más tienen, el beneficio mutuo no es igual para las dos partes porque la ayuda que se presta se ve como un acto de generosidad por parte de los países ricos y, por tanto, a los pobres no les queda más remedio que aceptar las condiciones que se les imponen a cambio de recibir esa ayuda.
Actualmente, se están replanteando sus objetivos, ya que la cooperación llevada a cabo hasta el momento no ha dado los resultados esperados. Existen dos motivos principales de dicho replanteamiento: la ideología neoliberal predominante en los países desarrollados y el fenómeno de la globalización, defendido por esa ideología la cual justifica que la cooperación no es necesaria puesto que el libre mercado se encargará de aumentar el crecimiento económico y hacen creer a la población que así se reducirá la pobreza, cuando en realidad los datos demuestran hay una desigualdad cada vez mayor, tanto entre países ricos y pobres como dentro de los propios países ricos.
Esto les está haciendo perder legitimidad y están surgiendo movimientos de protesta debido al descontento de la población que se da cuenta de que a pesar del crecimiento económico su nivel de vida está disminuyendo junto con la desesperanza que produce en los jóvenes la dificultad de acceso a un empleo digno.
Uno de los efectos negativos de la globalización es el traslado de la producción de muchas empresas a países en vías de desarrollo donde la mano de obra es mucho más barata y los impuestos son menores. Esto demuestra que los que más tienen ganan más, ya que el beneficio que obtienen los países donde se asientan estas empresas, es significativamente inferior al que obtienen dichas empresas, lo cual acentúa las desigualdades entre ambos países.
Por otro lado, el fomento de la globalización por parte de determinados organismos internacionales, como el FMI, OCDE, BM y OMC condiciona las ayudas al desarrollo  a que los países destinatarios realicen determinadas reformas como la liberalización comercial, apertura a inversiones, privatizaciones y desregulaciones. La OCDE indica que el país receptor debe estar dispuesto a realizar transformaciones importantes desde el punto de vista de la democracia y la equidad, pero sobre todo desde el punto de vista de los instrumentos económicos que se utilizan para la gestión del desarrollo.
El Banco Mundial admitía a finales de los 90 que “la evidencia recogida en gran cantidad de países sugiere que las reformas macroeconómicas han tenido en promedio poco efecto en la redistribución del ingreso”.
Debido a todo esto, se está cambiando el enfoque de la cooperación, con nuevas perspectivas orientadas hacia la consecución de un mayor bienestar, igualdad, sostenibilidad y defensa de los derechos humanos.
Según el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), debe cumplir unos criterios como por ejemplo, la exclusión de la ayuda militar, una serie de medidas para el mantenimiento de la paz, etc. Además, se establece que el tipo de interés de los préstamos que se conceden a los países en vías de desarrollo debe ser al menos un 25% inferior al del mercado. Sin embargo, los préstamos que se conceden a estos países son préstamos comerciales y eso ya lleva implícito un beneficio económico para el país que los concede. En mi opinión, esto no se debería considerar AOD porque no supone ningún esfuerzo para los países desarrollados, cuyo objetivo debería ser el de ayudar sin esperar nada a cambio
Creo que la cooperación al desarrollo debería seguir los principios de la acción humanitaria, la cual se rige por las necesidades de las personas y no por los intereses políticos o económicos de los Estados y por criterios de condicionalidad, que son los que sigue actualmente. En cambio, la acción humanitaria, defiende unos principios éticos y operativos, entre los que destacan la humanidad, la imparcialidad, la neutralidad y la independencia.
No solo es importante proporcionar ayudas materiales, como alimentos, agua potable, etc, aunque esto sea lo más urgente, sino también tratar de evitar la acumulación de vulnerabilidad, por ejemplo, fomentando la autosuficiencia de la población, asegurando la preparación de las personas ante posibles catástrofes y la existencia de infraestructuras adecuadas para minimizar las consecuencias.
Se deberían fomentar la parte positiva de la globalización, como por ejemplo la mayor interconexión y comunicación entre las distintas partes del mundo, gracias a las nuevas tecnologías, a los avances en transportes, etc, pero esto no debe provocar la imposición de la cultura occidental a todo el mundo, lo que conllevaría la desaparición de las culturas locales, sino que esta mayor conexión entre culturas debería servir para enriquecernos y aprender unas de otras. Pero esto no se está cumpliendo porque muchas veces la mayor facilidad de acceso a los bienes culturales, como la moda, la música y la literatura, es aprovechada por las grandes multinacionales para imponer sus criterios y productos a través de la publicidad y los medios de comunicación.
Sebastián Salgado, en el documental La sal de la Tierra, explica cómo tras recorrer el mundo y ser testigo de las grandes desigualdades, injusticias, pobreza, en su mayoría provocadas por el ser humano, quedó decepcionado al comprobar como muchas personas son capaces de perjudicar a otras y vulnerar sus derechos para aumentar su poder y su riqueza.
Pero más tarde, al centrar más su trabajo en la naturaleza, transmite un mensaje positivo: que al igual que el ser humano está destruyendo el planeta, también puede regenerarlo y todavía estamos a tiempo de cambiar